En el desarrollo de nuestra actividad en el despacho, nos deberemos fijar diferentes objetivos que tendremos en cuenta para direccionar todas nuestras decisiones.
Pero seguro que muchas veces nos hemos preguntado qué características deben tener éstos objetivos ya que ocurre muy a menudo que en nuestro día tendemos a dejarlos de lado y por consiguiente acaban convirtiéndose en poco menos que “papel mojado”. La consecuencia de ello es que seguiremos funcionando en nuestro despacho de forma desorientada sin guía ni dirección precisa necesaria para toda nuestra actividad.
Por otra parte como mencionábamos en otro post, la fijación de objetivos es primordial para definir posteriormente todos nuestros planes, sean éstos más estratégicos o de contenido más operativo.
A continuación os ofrecemos unas pautas o requisitos que os podrán servir para valorar si dichos objetivos pueden ser de utilidad o no para vuestra actividad. Este conjunto de pautas es lo que en el argot empresarial se denomina metodología SMART:
a) Específicos. Estos objetivos deben ser concretos, deben conllevar una acción determinada para poder actuar en consecuencia y “poderlos cumplir”. Ej: decir en el año 2015 voy a mejorar la calidad comercial de actividad comercial no es concreto ni específico, pero si nos fijamos como objetivo el mejorar la rentabilidad de nuestros clientes un 10% o el captar 10 nuevos clientes para el año 2015, esto sí que tendrá un valor concreto y, por tanto, podremos dimensionarlo en términos de actividad cuya realización sea necesaria para conseguirlo.
b) Medibles. Este elemento es muy importante ya que ello determinará poder conocer si el objetivo lo hemos cumplido o no.
c) Alcanzables. Los objetivos deben ser posibles, ya que si no fuera a sí no servirían para su fin, que debe ser alcanzar las metas que nos hayamos fijado de antemano. Ej: si nos fijamos como objetivo para el 2015 el duplicar nuestra facturación cuando realmente es imposible, abandonaremos dicha misión y probablemente no realicemos ninguna actividad ni siquiera para mejorarla.
d) Realistas. Esta característica está vinculada con la anterior. Nuestros objetivos deben ser realizables y debemos ser capaces de visualizarlos como tales. Si no fuera así nos estaríamos engañando a nosotros mismos.
e) Tiempo: es indispensable trabajar con plazos, ya que ello es lo que nos empuja a ir realizando las actividades correspondientes para conseguir dichos objetivos. Por otra parte si no nos fijamos plazos corremos el peligro de que el objetivo en cuestión se convierta en algo eterno y por tanto devengará inútil su fijación y difícil su cumplimiento.
Para que concurran todos estos requisitos en los objetivos que nos fijemos será muy importante que realicemos dos actividades básicas antes de definirlos:
1) Análisis de las grandes metas que nos podamos fijar como despacho. En este caso estas metas podrán ser conceptuales aunque de la misma manera deberemos intentar que éstas metas, a su vez, cumplan los requisitos anteriores.
2) Reflexión sobre lo el nivel de prioridad que queramos o podamos dar a cada uno de esos objetivos y su nivel de alineamiento con dichas metas. No se trata de fijarnos objetivos de golpe, que finalmente intuimos que aún cumpliendo los requisitos anteriores, intuiremos que no se van a poder cumplir.
¿Te animas a pensar en algunos objetivos para este curso que viene?
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