Contenidos
Seguro que muchas veces como titular de una firma jurídica, habéis reflexionado sobre si los asuntos que lleváis normalmente hacen que vuestro despacho sea rentable o incluso si sirven para cubrir los gastos en los que hayáis podido incurrir.
Convendréis conmigo en que en muchas ocasiones es difícil medir la rentabilidad de todas nuestras actividades, y conocer si vuestro despacho es o no rentable pero si consideramos a nuestro despacho como una entidad perfectamente asimilable a una empresa, podemos llegar a la conclusión de que es igualmente necesario analizar cada una de nuestras acciones, que realmente representan un coste para el encargo en sí y, por tanto habrá que presupuestarlo igualmente.
Seguro que antes esto diréis: “Está claro, yo siempre incluyo en mi presupuesto todas las actividades.” Y yo contestaría: “¿Seguro que siempre lo haces?.”
Quizás sea verdad, quizás incluyas actividades detalladas como parte de la nota de encargo que te ha hecho el cliente. Pero, ¿eso quiere decir que vuestro despacho es rentable?
Pero, ¿están bien dimensionadas? Y por tanto, ¿están bien presupuestadas?
¿Cómo puedo saber si están bien valoradas?
Aunque medir las actividades parezca muy sencillo, muchas veces no lo es. Tenemos muchas incidencias, muchos imprevistos que nos obligan a realizar actividades distintas o de forma distinta a las que teníamos presupuestadas. Y eso hace que muchas de esas actividades hagan que nuestro despacho deje de ser rentable.
¿Y de qué tipo de actividades estamos hablando?
- Reuniones comerciales. Cuando estamos captando al cliente sobre todo cuando se trata de una empresa, tenemos muchas reuniones preliminares que nos ayudan a captar el cliente en cuestión. Estamos hablando de reuniones en las que presentamos nuestro despacho a un cliente nuevo, explicamos lo que somos, a qué temáticas jurídicas nos dedicamos, en qué medida podríamos ayudar a este cliente, etc. En definitiva, son reuniones cuya duración puede variar y su número también. ¿Eso hace que mi despacho sea rentable?
- Reuniones de recopilación de información. A lo largo de los diferentes proyectos en los que podemos trabajar con nuestros clientes seguro que mantenemos reuniones de recopilación de información, introductorias, o no, reuniones en las que preparamos alguna vista oral, o cualquier otra intervención ante los tribunales de justicia., etc. Estas reuniones forman parte del proyecto, y debe estar perfectamente dimensionada y presupuestada. ¿Esto hace que mi despacho sea rentable?
- Reuniones de rectificación. En muchas ocasiones sobre todo en procesos judiciales pueden surgir circunstancias que nos haga modificar nuestro itinerario procesal que hayamos definido previamente. Ej.: posibles recursos que interpongan en nuestra contra la parte contraria, o los propios recursos que nosotros podamos interponer. En este caso, es claro que al tratarse de nuevas actuaciones procesales, deberían estar agregadas a nuestro presupuesto inicial, y así debería entenderlo el cliente. Sin embargo, en muchas ocasiones, no es así ya que el cliente considera que estaba incluido en el presupuesto inicial. Por eso, deberemos dejar muy claro que actuaciones o actividades por nuestra parte están incluidas en el presupuesto en cuestión, y cuáles no.
- Otras reuniones o actividades. En muchos casos no estamos hablando de reuniones sino de actividades, incluso de carácter administrativo, que debemos realizar y que son necesarias para el éxito del proyecto del encargo en cuestión. Ej. Trámites ante la administración pública de constitución de empresas y liquidación de impuestos que son necesarias para realizar una compraventa mercantil, y que por circunstancias deben ser repetidas por algún defecto de forma (“falta de alguna documentación”, etc.). Estas actividades de igual forma deberían estar perfectamente presupuestadas y dimensionadas.
¿Por qué debo hilar tan fino en la rentabilidad del despacho?
Aunque esta pregunta aparentemente tendría una respuesta fácil, no siempre lo tenemos perfectamente interiorizado. Se trata de hacer que nuestro despacho sea rentable.
La respuesta más clara es que en toda nuestra actividad estamos gestionando un bien, que es el más preciado que tenemos y que también tiene un coste económico y que, por tanto deberemos imputar como gasto al análisis de cualquier rentabilidad de cualquier encargo que llevemos: EL TIEMPO.
Existen muchos criterios que podemos utilizar en la elaboración del presupuesto de nuestro tiempo, como recursos básico para dar solución a nuestros clientes. Veamos algunos de ellos:
- Criterios orientadores de nuestro colegio de abogados. Si seguimos los criterios orientadores de nuestro colegio de abogados en cuestión, nos aseguramos que estamos tomando una referencia más o menos aceptada y aceptable.
- Criterio – precio hora. En este caso, lo que hacemos es establecer un precio-hora aproximado y dimensionamos la actividad en número de horas para, a continuación establecer un presupuesto total por la actividad.
- Criterio por actividad concreta. Aquí, a diferencia de los criterios orientadores del colegio, tomaremos como referencia un valor de acuerdo a nuestro valor añadido, o el de nuestro despacho. Así, con este criterio conseguiremos ser coherentes tanto con el mercado, nuestros competidores como con nuestra propia oferta de servicios.
¿Cuál es el criterio más adecuado que debemos emplear?
La respuesta no es fácil. Lo ideal es que empleemos una mezcla de las tres de forma que podamos ajustar el precio de cada uno de ellos de acuerdo al valor añadido que ofrecemos y lo que demandan nuestros clientes.
Pero lo más importante es que se tengan en cuenta todas las actividades y las integremos en el presupuesto que realicemos a cada uno de nuestros clientes.
Si te pareció interesante este post, no dudes en compartirlo, puede que a otros también se lo parezca. Te invitamos a suscribirte al blog por e-mail, estarás informado de la publicación de los artículos al momento.
Te invitamos a que nos sigas en nuestros distintos perfiles de Facebook, Twitter, Google+ o Linkedin
Artículos relacionados:
Las 2 claves del CRM en un despacho de abogados
Clientes, bendito suplicio.7 clientes típicos del despacho.