En este post intentaré plantear una duda, que a lo largo del tiempo de funcionamiento de BlueLAW market, nos han ido trasladando nuestros distintos clientes, colegas y compañeros de viaje en esto que predicamos del marketing jurídico.
Me refiero a cómo realmente las distintas técnicas y herramientas comerciales nos pueden ayudar a ser mucho más eficientes en nuestro tiempo, sin perder el foco en nuestro objetivo. Leía en un artículo reciente de forma casi desesperanzada que la dedicación tan intensa a nuestra actividad profesional unido a nuestra falta de productividad nos aboca a un grave problema. De igual forma las tecnologías no nos están ayudando a que seamos más eficientes.
En el ámbito jurídico, y sobre todo en los despachos de abogados, este problema de tiempo se acrecienta mucho más ya que la situación del mercado, donde el grado de competencia es muy alto, hace que nuestro nivel de presión y nuestra necesidad de adaptación al cliente tenga ser total, en muchos casos, obligándonos a rehacer nuestra planificación una y otra vez.
Sin embargo tenemos que enfrentarnos de otra forma a este tipo de situaciones y si no lo hacemos puede ser contraproducente el remedio que empleemos.
En nuestra opinión los elementos clave sobre los que debe girar nuestra actividad diaria deben ser:
1) Actividades que tengan una consecuencia más o menos directa con el resultado de nuestro despacho. Es decir, aquellas en las, que si no las lleváramos a cabo, su ausencia tendría un impacto negativo en el resultado comercial (numérico). Por supuesto las labores técnicas a las que nos dedicamos en nuestro día a día son claves, pero a lo mejor es más importante contar con la asistencia de otros colaboradores antes que atender de forma incorrecta a un cliente por falta de tiempo.
2) Actividades que formen parte de nuestro plan estratégico. Así, entendemos que en el desarrollo de las actividades del despacho, deberemos haber cumplimentado correctamente nuestro plan de trabajo que deberá estar enfocado a la consecución de nuestros objetivos, siendo lo ideal que estas actividades estén acordadas de forma consensuada entre los socios.
3) La innovación en nuestro despacho. Realmente este es un elemento del que venimos hablando desde hace tiempo en los distintos cursos y que venimos incorporando en los distintos planes que estamos configurando para nuestros clientes; sin embargo, la asignatura pendiente sigue siendo el que esta innovación sirva realmente para ahorrar tiempo a los miembros del despacho. Aunque sea evidente decirlo a estas alturas, la innovación que proviene de las nuevas tecnologías, en muchas ocasiones no es aprovechada correctamente en nuestra actividad diaria del despacho de forma alineada con nuestros objetivos, y tampoco supone un ahorro de tiempo considerable, más bien todo lo contrario. El tiempo que le tenemos que dedicar para conocer esas nuevas tecnologías, en muchos casos, es incluso superior (más costoso) que el tiempo que nos va a ahorrar. Por tanto tecnología por tecnología, no, ¡hay que hacer las cosas con la cabeza!!
Y por último, nuestro gran problema: la procrastinación.
Este es un concepto que en los últimos años está siendo objeto de estudio y sobre todo está afectando a los despachos más pequeños, donde los quehaceres y actividades que hay que realizar en el día a día son multitud y los recursos a utilizar para ello son más bien escasos.
En otro post, profundizaremos sobre este concepto, pero en este punto simplemente diremos que la procrastinación consiste en postergar aquellas actividades que debemos hacer o que son cruciales para el desarrollo de nuestro negocio en favor de otras que son más sencillas, menos costosas o incluso más placenteras.
Actualmente con la aparición de las nuevas tecnologías este trastorno se ha ido intensificando más debido al grado de «despiste» que podemos sufrir cuando estamos concentrados en una actividad concreta , debido al entretenimiento que pueden producir las nuevas tecnologías. Ej. Navegar por la web cuando estamos trabajando, o despistarnos y abrir páginas irrelevantes para la actividad que estamos desarrollando en ese momento.
En todo caso, como hemos visto, creemos que nuestra falta de productividad, nuestra falta de tiempo o simplemente nuestra sensación de falta de conciliación, tiene que ver más con elementos que no están relacionados con el tiempo en sí sino con factores colaterales, como hemos visto.
El cómo nos enfrentemos a estos elementos determinará en muchas ocasiones, el que podamos tener tiempo libre para aquellas actividades cuya realización también son claves para nuestro despacho.
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